miércoles, octubre 12, 2005

Yendo Por Las Ramas


La discusión del momento: cómo definimos si un libro es bueno o es malo.
Yo sigo la ecuación básica.
Si puedes terminar un libro en unas diez evacuaciones gástricas (promedio unos 20 minutos cada una, sumado el preámbulo y la obra (*)), califica.

Teniendo claro eso, mi recomendación de la semana es el esforzado debut de Carla Ochoa. Quizás no ha sido su debut más doloroso, pero sí el más decoroso.

La entrevistamos.
-Carla, ¿de dónde sale el título de tu novela?
- “Todas las ramas se van al cielo”. Cito al Eclesiastés... La Biblia, captas.
-Hermosa cita.
-Es la primera cita por la que no cobro.
-¿Cuál es tu figura literaria favorita?
-La metáfora. Puedo decir que con este libro me empeloto frente al público y hasta suena bonito.
-¿Lo que más te costó?
-Lee el libro. Vas a ver lo que más me costó.
-¿La mitad del libro la hizo un periodista?
-Exacto.
-¿Y la otra?
-Word.
-¿Ahora qué sigue?
-Un calendario con pensamientos.
-¿Cómo es eso?
-Te paso un calendario con mis fotos en pelota y veo cuáles son tus pensamientos.


La crítica ha sido variada.

"Todas las ramas se van al cielo es un libro brillante. Es lo que habría escrito Gabriela Mistral si hubiera tenido silicona".

"Carla Ochoa es una francotiradora: por fin dispara y su blanco es el negro.

"Carlita nos da un ejemplo de cómo sobreponerse a la adversidad: nos demuestra que no es necesario saber leer para poder escribir".


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(*) Esta ecuación no se aplica a personas con estreñimiento o a consumidores patológicos de fibra.