EL OJO QUE TODO LO VE

ARMAS DE EVANGELIZACION MASIVA

Son los mismos predicadores que canal 13 hace desfilar por sus pantallas en horarios de rating congelado los que demonizan el sacrosanto género del reality.
Los sermones han dejado a La Granja Vip como un reducto de Satanás.
Y al propio Quesille como la versión tercermundista del Anticristo.
Es injusto.
Peor aún: es falso.
Quesille ha sido un leal instrumento del Vaticano televisivo para poner en marcha un hábil método de evangelización que va a la par con el rating y las exigencias globales.
Aunque nunca lo ha reconocido en público.
El axioma es simple: a más ganancias, más almas.
Algo que suena simplón y muy básico en esto del negocio de la salvación.
Es posible que, actualmente, la granja VIP sea la mayor reserva moral que la iglesia católica tiene a su disposición.
Y es el momento de administrarla con sabiduría.
El marketing eclesiástico supo desde el principio de su historia que, sin héroes débiles que alcanzaran la redención a través del sufrimiento, no era posible expandir su dogma.
El programa se aferra a las vidas de santos. Tiene buenas dosis de martirio, enseñanzas, revelaciones, ángeles caídos y pecadores de todas las calañas.
La fauna bíblica desfila frente a las 126 cámaras del fundo de Pirque. Cuatro evangelistas no son suficientes para documentarlo.
Ahí es cuando aparece Verónica Roberts, destinada a servir.
Una santa de la nueva iglesia catódica.
Verónica Roberts pertenece al género ex.
Ex Miss Chile, ex miss 17, ex alumna mediocre, ex ciudadana libre, ex representante de la clase media emergente.
Ex símbolo virginal.
Ex mosquita muerta.
Excesivamente bondadosa.
En 60 días de encierro ha tenido mayores exaltaciones místicas que Santa Teresa de Avila.
En un principio debía ser martirizada por todo el demoniaje que desfiló por la casa. La idea era que VR quedara como mamona oficial.
Nadie puede aferrarse a la Biblia, mientras al lado un ex futbolista se corta las uñas de los pies.
Nadie puede responsabilizar a Dios por la derrota de su equipo en una cancha de barro.
Nadie puede decir frente a una cámara "Entra en mí... ", salvo que se trate de una porno.
Salvo VR.
La prueba de fuerza frente al filisteo Santiago Sánchez dejó claro que se abría una interesante veta para explotar los recursos de una devota cristiana frente a los poderes de la oscuridad (los nombres Black y Elektra son claras menciones a figuras malignas).
Canal 13 está recurriendo a un lavado de cerebro poco convencional, pero muy efectivo, a través de Verónica.
Ella tiene las virtudes cardinales.
Ella sublima sus deseos carnales leyendo versículos al azar.
Ella se somete a cada león del coliseo y termina devorándolos.
Dios escucha a VR y se hace presente.
Le otorga fuerza sobrehumana y se la quita cuando ella puede ceder ante una tentación.
VR comprueba la existencia de Dios, un Ser que además de crearte, puede hacerte ganar un reality.
Sólo falta buscar el némesis de Verónica para diseñar el desafío final. Sobran candidatos pero en cualquier momento aparecerá.
Va a ser ese personaje que uno pueda nominar llamando compulsivamente a un número 600.
Específicamente el 666.

posted by Javier Poch @ 00:55